“ Ella se despertaba algunas noches y, sudorosa y en silencio, comenzaba su propio juego sexual, imaginándose desaforadamente desinhibida, hasta culminar su éxtasis. “
Éste podría ser el inicio de un relato erótico-mujeril, de esos que llenan páginas de literatura erótica para mujeres.
Más allá de la realidad sexual femenina, si hay un tema tabú, aun hoy en día, es qué se esconde detrás de la psique sexual de la mujer actual. Cómo lo hace ésta para satisfacer, ya sea sola o acompañada, sus instintos más carnales.
Para hacer esta entrada he intentado obtener información de mi entorno más próximo, pero las repuestas, más que desmoralizadoras, han sido totalmente nulas. No les pedí nada que no conozcan, de eso no me cabe la menor duda.
Yo misma estuve dudando si en embarcarme en este tema, sin embargo me planteé que aquello que tanta timidez da explicar anónimamente a mujeres emocionalmente liberadas, independientes y con iniciativa sexual propia, sería cuanto menos interesante.
Así que, a falta de relatos descriptivos, he decidido buscar información en internet, de manera que no expondré nada aquí que no esté ya disponible en la red.
Partamos de la base de que las fantasías son, tanto para los varones como para las mujeres, producciones de la mente humana que las personas se permiten imaginar y crear para amenizar los ratos sexuales, que en la realidad nos resultarían prohibidos y hasta bochornosos.
Quede claro que tener fantasías no tiene porqué deberse a que el sexo no funcione bien en la vida real. En la mayoría de los casos, se trata simplemente de buscar una vida sexual diferente a la que ya se tiene, al margen de nuestra cama.
Algunas de los que he encontrado, generalmente las más frecuentes, son:
En grupo, mientras otros miran, en espacios públicos, con amantes mucho más jóvenes, con extraños o conocidos del entorno más inmediato de la soñadora, haciendo de dominatrix o de sumisa. Un 19% de las mujeres, sobre todo las más jóvenes, fantasean con que son obligadas a tener relaciones sexuales por conocidos o desconocidos. Se trata de fantasías, de excitarse mediante hechos que pueden dar morbo por la situación creada a su alrededor (estar indefensos ante el otro puede ser excitante para muchas personas muy resolutivas en la vida real), pero eso no implica un deseo, ni directo ni indirecto, de ser violadas o de provocar violaciones. Estas son algunas de las fantasías sexuales más comunes entre las mujeres, ya sean jóvenes, mayores, casadas o solteras.
La heterogeneidad de las fantasías sexuales aumenta con la edad, y hay casi tantas como mujeres, pero indudablemente unas se repiten más que otras. Que las miren mientras mantienen relaciones es algo que suele excitar a muchas mujeres, casi tanto como el sexo oral, que es otro de los placeres siempre presentes en la imaginación femenina.
Otra de las fantasías prototípicas: “tener relaciones con otras mujeres”. Sí, los encuentros lésbicos son los reyes de las fantasías femeninas. Cosa que no sucede con los hombres, socializados de un modo más homófobo que las mujeres.
Entre las mujeres que aseguran contar con una vida sexual plena, existe una fantasía que siempre se repite en ellas. Se trata del sexo en grupo. Cuando hablamos de más de dos, luego le subimos al trío y después doblamos la apuesta, hablamos respectivamente de gente que está satisfecha, muy satisfecha y plenamente satisfecha con su vida sexual.
Hasta aquí mi aportación de hoy.
Y ya sabéis, las que os pensabais algo raritas, que dentro del imaginario colectivo de la mujer del siglo XXI, no lo sois tanto. Podéis estar (y fantasear) tranquilas.
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